Durante su trabajo rutinario de recolección de basura, Nathan Binney de repente sintió la necesidad de revisar uno de los contenedores, una acción que rara vez hacía. En el interior encontró a un pequeño cachorrito que se encontraba en pésimo estado: exhausto, hambriento y temblando de frío.
Nathan se puso inmediatamente en contacto con una organización local de protección de animales y le ofreció comida al cachorro, que se llevó al trabajo. “No sé qué me impulsó a mirar ese bote de basura, pero estoy agradecido de haberlo hecho”, dijo más tarde.
Los agentes de bienestar animal llegaron al lugar y llevaron al cachorro a un veterinario. El perro, que sólo tenía 10 meses, pesaba sólo 7 kg en lugar de los 22 kg habituales. Debido a tal agotamiento, el veterinario ni siquiera pudo extraerle sangre para realizar análisis. Se desarrolló una dieta especial y el cachorro recibió alimentos ricos en calorías durante una semana.
El cachorro se adaptó rápidamente y aprendió a confiar en las personas, lo que hizo que su historia de éxito fuera especialmente alegre para todos los que participaron en su rescate. Su vida ahora está fuera de peligro gracias a un acto decisivo de bondad.
Este incidente es un recordatorio de lo importante que es cuidar a los animales. Si no se tiene la oportunidad de cuidar a un animal, es mejor dejarlo en buenas manos, y no dejarlo a su suerte o, peor aún, tirarlo como basura.