Stacey Herald, con una estatura de solo 2 pies y 4 pulgadas, enfrenta los desafíos de la Osteogénesis Imperfecta, un raro trastorno genético caracterizado por un crecimiento lento, pulmones subdesarrollados y huesos quebradizos. A pesar de su condición, Stacey, una madre dedicada, deja atrás a su esposo, Wil, junto con sus hijas Kateri y Makyah, de 11 años, y su hijo Malachi, de 8 años, quienes residen en su hogar familiar en Kentucky.
Desafiando los consejos médicos que le advirtieron de los riesgos asociados con el embarazo debido a la tensión potencial en su corazón y pulmones, Stacey decidió dar a luz. En el transcurso de tres años, dio a luz a tres hijos, a pesar de que los consejos médicos desaconsejaban hacerlo. Desafortunadamente, tanto Kateri como Malachi heredaron su condición, que la familia espera prevenir.
Malachi, el niño más pequeño, nació por cesárea el 28 de noviembre de 2010, con ocho semanas de anticipación y con un peso de solo 2 libras y 10 onzas. Después del parto, requirió 34 suturas, pero Stacey lo describió con cariño como el niño más hermoso y precioso que había visto en su vida, expresando su deseo de estar a su lado.
La familia, acostumbrada a las extremidades rotas ya la fragilidad asociada a su condición, hizo un pacto para garantizar la seguridad de Malachi.
Stacey dejó en claro que si bien todos sus hijos son especiales, las niñas deben vigilar de cerca a Malachi hasta que crezca un poco más. Inicialmente desafiante al enterarse de que Malachi también heredó su condición, tanto Stacey como Kateri confiaban en su capacidad para brindarle la mejor atención posible.
A pesar de su confinamiento a una silla de ruedas, Stacey participa activamente en el cuidado de sus hijos junto a su esposo Wil, a quien conoció en el 2000 mientras trabajaba en un supermercado y se casaron en el 2004. Stacey cambia los pañales de los niños usando un pedestal especialmente diseñado, los baña, amamanta Malachi, y depende de su silla de ruedas.
Sin embargo, a medida que las tareas se volvían cada vez más desafiantes, Wil, que mide 5 pies y 9 pulgadas, se hizo cargo del cuidado nocturno de los niños. Stacey expresó su gratitud por el compromiso y el apoyo de Wil, reconociendo su capacidad para manejar las tomas nocturnas y los cambios de pañales.
Stacey cree que cualquier cosa que ella no pueda hacer, Wil puede hacerlo. Se considera afortunada de tenerlo a su lado, ayudando en el cuidado de sus hijos. A pesar de las dificultades y riesgos que implica, Stacey se ve a sí misma como una “maravilla” y cree firmemente que sus hijos también serán “milagros”.
En conclusión, la historia de Stacey Herald ejemplifica la determinación y el amor inquebrantable de una madre por sus hijos, a pesar de los desafíos que plantea un raro trastorno genético. Su resiliencia y el apoyo de su esposo resaltan el poder de los lazos familiares para superar la adversidad. La creencia inquebrantable de Stacey en el potencial de sus hijos sirve de inspiración para todos.