La lamentable visión de un cachorro abandonado llorando y sin poder levantarse hizo que todos a su alrededor no pudieran contener las lágrimas al presenciar esta desgarradora escena.
Simplemente era un día más en la tienda de alimentos veterinarios cuando uno de nuestros clientes notó algo extraño afuera. Un cachorro que lloraba se quedó sin poder ponerse de pie ni caminar. No teníamos idea de lo que le había sucedido anteriormente, pero era evidente que algo andaba mal y necesitábamos ayudar.
Inmediatamente llevamos al cachorro adentro para examinarlo. Tenía mucho dolor y pudimos ver que estaba asustado. Intentamos calmarlo, pero estaba claro que necesitaba más ayuda de la que podíamos ofrecerle. Por ello decidimos llevarlo al veterinario para una inspección más exhaustiva.
Nos sentimos aliviados al saber que no tenía ningún hueso roto en el veterinario. Sin embargo, el veterinario temía que tuviera una lesión en la médula espinal que hubiera afectado sus nervios. El veterinario le proporcionó medicamentos para ayudar con el dolor y la inflamación en la médula espinal de Lucky, pero a pesar de la prescripción, Lucky siguió llorando y no podía ponerse de pie.
Decidimos llevar a Lucky a hacerle una radiografía porque estábamos preocupados por su estado. No tenía huesos rotos, pero su lesión en la médula espinal le causaba mucho dolor, según el veterinario. El veterinario le dio medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación de la médula espinal.
Lucky, nuestro cachorro, rápidamente se convirtió en parte de nuestra familia. Era un luchador que avanzaba enormemente cada día. Intentó levantar la cabeza y comer solo. Afortunadamente, tenía mucho apetito y cooperaba.
No sabíamos qué había pasado con su inyección la última vez, pero el lugar de la inyección tenía un absceso y estaba supurando. Lucky todavía no podía caminar, pero le iba bien en otros aspectos. Comió bien y tomó sus medicamentos a tiempo. Necesitábamos limpiar el absceso todos los días porque todavía manaba pus.
Lucky hizo mayores progresos a medida que pasaba el tiempo. Podía volver a mover todas las piernas e incluso se bañó. El absceso se había secado y parecía estar sanando. Finalmente pudo volver a caminar.
Cuando vimos a Lucky correr por primera vez desde su lesión, nos llenamos de alegría. Lucky fue un verdadero sobreviviente y nos sentimos honrados de ser parte de su viaje. Nos dimos cuenta de que estaba destinado a ser parte permanente de nuestra familia, así que decidimos adoptarlo.
Lucky es ahora un perro feliz y sano. Tiene un hogar permanente con nosotros y lo adoramos por encima de todo. Lo llevamos a vacunarlo hoy y estaba tan aterrorizado por las agujas que orinó en su jaula. Lucky siempre será nuestro pequeño milagro, y somos muy afortunados de tenerlo en nuestras vidas, a pesar de su miedo.